La danza del Colaborativo: de lo mío a lo nuestro.

Cuando de colaborar se trata pensar sólo en términos de mis necesidades y de lo mío hace que el proceso colaborativo naufrague o, en el mejor de los casos, lo empobrezca de tal modo que haga del apellido colaborativo un simple reclamo publicitario. La colaboración nos exige una mirada al otro, a lo suyo,  a sus intereses y necesidades. Hasta aquí todo sabido.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando por ser muy «colaborativo» y mirar mucho las necesidades del otro olvido las mías propias?, en esos casos dejamos de colaborar y lo que hacemos es ceder a las necesidades del otro olvidando y relegando las propias a un segundo plano. En el corto plazo se pueden alcanzar «acuerdos» pero no serán sostenibles y, en todo caso, no habrán satisfecho las necesidades de las dos partes en diálogo.

De ahí que lo que llamamos la danza del colaborativo sea absolutamente necesario para que estos procesos fructifiquen. Esta danza se produce a través del movimiento que se genera en el ir y venir desde las necesidades propias de cada una de las personas en colaboración hacia las necesidades del otro y hacia las necesidades comunes que pueden tener que ver con ellos y con terceras personas (hijos, en especial).

Concretamente, en los procesos de Divorcio Colaborativo este ir y venir se produce desde el ámbito del asesoramiento y acompañamiento individualizado por parte de cada uno de los abogados colaborativos hacia las reuniones conjuntas de trabajo donde el equipo colaborativo formado por los abogados colaborativos y el neutral acompaña y arropa el diálogo y la toma de decisiones de las personas que colaboran en pos de acuerdo. De lo mío, a lo nuestro.

Y así, de manera paulatina se va creando ese movimiento, esa danza, de lo personal a lo grupal, donde las necesidades de todos están presentes y conforman, en su caso, los cimientos del consenso y el buen acuerdo.

Y hasta aquí podemos leer, el resto se irá creando…., salud !!!

DC taldea

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